miércoles, 30 de noviembre de 2016


Conseguiste que creyera
Que mis alas 
 no estaban desgarradas,
 que juntos podríamos alzar el vuelo
para conquistar el cielo.

Con ciega confianza agarré tu mano
Y desde el borde del abismo más alto
 saltamos al vacío sin mirar abajo,
Pero solo tus alas
Se desplegaron,
Las mías
No se abrieron
-creo que nunca existieron-
                  Y aun así  volamos
Hasta que soltaste mi mano
Fue entonces cuando mis ojos se llenaron de miedo.
Grité hasta quedarme sin aliento
Mientras caía entre nubes llenas de silencio
Y sentí
Que
Moría
Por
Dentro.
Porque lo más doloroso fue ver
Como me dejabas caer
Para librarte de mi peso
Y  así poder volar más lejos.


domingo, 27 de noviembre de 2016


He decidido
reformar mi muro,
ese que separa mi interior
del resto del mundo.

Necesitaré piedras nuevas,
-más gruesas-
barrotes para las ventanas
y puertas blindadas.

Lo reconstruiré de arriba a bajo
para protegerme de tus asaltos.
Porque no se puede defender un castillo
cuando el enemigo
conoce sus secretos
porque una vez
fue aliado
y lo observó desde dentro.

Y eso
hiciste

conmigo.

Tú,
que siempre tuviste mi puerta abierta,
te aprendiste cada recoveco,
cada una de las malditas grietas
que me hacen sentirme indefensa
ante todo aquello que me rodea.

Y lo aprovechaste
para entrar y salir de mi alma
cuando
te
daba
la
puta
gana.

A pesar de todo
te propongo una oferta:
Vete para siempre
y deja de buscar la guerra
o quédate conmigo a este lado del muro
y salvémonos juntos del resto del mundo.










jueves, 24 de noviembre de 2016

Para ella era otro de esos malditos días
en los que se te cae un poco más la vida.
En los que se sentía 
-cada vez más-
incapaz de ver una salida.
Y cansada de su infierno
y de demonios
ya no esperó la llegada de un nuevo día.

Y el amanecer la encontró  en su dormitorio,
vestida de rojo,
con las venas abiertas
y el brillo de unas últimas lágrimas
aún clavadas en el marrón de sus ojos. 



martes, 22 de noviembre de 2016

¿Y a que huelen las Nubes?

A mi me huelen a sueños,
a tardes de primavera
tumbados en la hierba
-o en cualquier otro lado-
desafinando en cada nota que cantamos.

A cafés con hielo a cualquier hora.
A noches de verano
Viendo la lluvia de perseidas
o paseando bajo la luna llena.

A mañanas de otoño
Difuminandonos entre  tonos ocres y dorados
Oyendo el crujir de las hojas
bajo nuestros pasos.

A esas gélidos atardeceres de invierno
en las que el frío nos cala hasta los huesos
Y solo encuentro el calor en uno de tus abrazos.
A chocolate caliente
y a tus labios soplando para enfriarlo.
A leña que se consume en el fuego.
A las páginas de un libro nuevo...

Que a mi las Nubes me huelen
 a todo aquello que amo
o que me evoca un recuerdo
de lo que quise en otro tiempo.


miércoles, 16 de noviembre de 2016

Hoy
Solo escribo
Para decirte
Que aun no te olvido.
Que desde que te fuiste
Todo sigue en el mismo sitio.

Tus libros perfectamente desordenados en la estantería
De esa forma 
tan tuya,
Tan maniática.
También esa novela que dejaste a medias en la mesilla
Y que espera que algún día
vuelvas a pasar sus paginas. 

Tu colección de vinilos
Justo al tocadiscos
Ahora cubierto de polvo
Porque ya nadie baila
Ni canta
En el salón de esta triste casa.

Tu vieja camiseta de Nirvana
Que tantas veces usé como pijama
-y que tanto te encantaba-.

Todas esas películas
Que nos regalaron
Maravillosas tardes
De sofá
-Abrazos-
Y manta.

Que todo sigue en su puto sitio
Menos yo,
Que desde ese  maldito día
Ya no soy la misma
Que te necesito
Para sentirme ubicada.

Que cada día me despierto
Y al abrir los ojos
Pido que  ojalá todo haya sido solo un mal sueño
Pero luego noto frío
Tu lado de la cama
Y la realidad me sacude
Como una dolorosa bofetada.
Y recuerdo aquel día,
Aquella llamada
La terrible noticia
De que ya nunca volverías
Porque ese amanecer
La carretera decidió quedarse con tu vida
-la muy egoísta-
Dejándome a mí
Sola
Triste
Y vacía.
En esta madrugada

Que ya nunca acaba.