viernes, 21 de octubre de 2016

Eran tus abrazos
los que “mantenían” unidos
cada uno de mis pedazos.
“Mantenían”,
ese maldito pretérito imperfecto
que indica que el a tu lado
ya es tan solo pasado.
Porque tú
te marchaste,
igual que se va el otoño,
dejando paso al frió
y a la soledad
del invierno.
E igual que una llovizna
cayeron todos mis pedazos,
en silencio,
pero gritando por dentro.
Y desde entonces
a tientas,
en la oscuridad,
busco los pedazos
que me faltan
y los voy guardando en una caja.
Por si algún día
encuentro un pegamento
tan efectivo como tus manos.

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